Las prisas pasan, las cagadas quedan.../28-X-19
Fue un empresario el que en mi
opinión dejó una frase que resuena fuerte cuando uno intenta sacar el resultado
de lo que han generado los políticos y su arma predilecta, el Estado, en
nuestro país.
Felipe Lamarca señaló en un
chileno inconfundible “Las prisas pasan, las cagadas quedan”, y lo hizo
refiriéndose a los cambios en las estructuras tributarias, laborales y
legislativas estaba impulsando la Concertación gobernante de la época.
Cada vez que algún chileno ha
intentado confrontar nuestro modelo político y pretendido transformar al
Estado, no ha tenido éxito.
Miren lo que les pasó a los
fiscales estrellas del Ministerio Público Gajardo, Norambuena y Arias: o
terminaron yéndose, o están siendo asediados por todos los medios.
Cuando llega el momento de
defenderse, la clase política no sólo nos miente porque eso les resulta
natural, está en su ADN, sino que también utiliza a los organismos de este
Estado hecho a su medida para pasar colados.
Cuando son sorprendidos
cometiendo delitos electorales, financieros, tributarios o civiles acuden a sus
operadores instalados en posiciones claves, designados transversalmente en los
lugares correctos.
Así pasó, por ejemplo, es el
caso del propio Fiscal Nacional Jorge Abbott, que ralentizó los procesos
penales, hasta dejar que estos prescribiesen, o sencillamente, operó de tal
manera, que muchos de ellos terminaron en juicios simplificados, multas y
obligaciones irrisorias.
Jorge Abbott está enquistado en el poder político, transformando al Ministerio Público de Chile, en un instrumento para el beneficio de políticos y sus partidos. |
Pero también sucedió con el
Director de Impuestos Internos quien impuso la tesis de que los fraudes
tributarios de los políticos y sus partidarios, no constituían delitos por
tanto nunca fueron perseguidos penalmente, y sus benefactores empresariales
tampoco, porque se les permitió rehacer contabilidades, y con ello, pagar hasta
sin multas las platas negras con que esas empresas financiaron la política y a
los políticos.
Ejemplos hay demasiados y en
todo orden.
Pero siempre el factor común
de todos ellos es la presencia de algún político, de no importa qué sector,
pues como decía un antiguo profesor de la facultad, la plata no tiene color
político.
¿Queremos ir por las claras y
cambiar el sistema de vida y el modelo de poder que nos dirige?
Apuntemos a ellos. A todos
ellos.
Incluso a los que maquillan
sus intenciones y propuestas haciéndose pasar por lo que no son: ni demócratas,
ni decentes.
Hace seis años un trío de diputados
recién electos, estos que pasaron de exigir mesada a ganar 9, 12 o 22 millones
de pesos -da lo mismo la cifra si todas ellas son escandalosas- presentaron una
moción parlamentaria para rebajar a la mitad la dieta en el Congreso.
Y así, han tenido tema durante
todos estos años para hacer campaña, para defenderse cuando les gritan que son
más de lo mismo y ahora, para subirse al carro de los buenos y los malos.
Pero lo que nunca dijeron
Boric, Jackson y el partidario de Sebastián Piñera, Vlado Mirosevic, diputado
por Arica, es que ese recorte de la dieta parlamentaria no era tal, sino tan
solo una redistribución de ese gasto. Es decir, nominalmente existiría una
rebaja en la liquidación mensual, pero la diferencia será distribuida en otras
asignaciones parlamentarias. Para ellos mismos.
Esa plata no vuelve al tesoro
nacional, regresa a estos diputados tránsfugas, ahora con el nombre de
viáticos, bono de combustible, arriendo de local, contratación de asesores o asignaciones
varias.
¿No es acaso eso reírse de la
gente?
Las razones económicas de una crisis que debemos conocer...
Aunque resulte difícil de
entender al principio, las crisis de Chile y Ecuador tienen
algunas causas comunes, pero también otras que son muy distintas.
Una de las primeras, es
el término del llamado superciclo de precios de las materias primas
iniciado en 2013 y la guerra comercial entre Estados Unidos y China que
vino a profundizar lo anterior, pues, para el caso de Chile, es el principal
comprador de comodities, es decir, de materias primas que se transan en el
mercado de valores. Por eso es que esta guerra comercial nos pegó directamente
en la línea de flotación pues afectó gravemente el precio del cobre.
Agréguele usted que Codelco dejó
hace años de tener operaciones rentables y su estructura productiva tiene un
componente de costos que no ha parado de crecer: los contratos colectivos.
Estornuda el mundo y
Latinoamérica anda con carraspera.
Pero hay que consignar que la
economía global se está desacelerando y la incertidumbre sobre la duración y
las consecuencias de la guerra comercial está resultando en una caída de los
niveles de inversión global, y esto queridos auditores, resulta clave en
economías libres como la nuestra, ya que la inversión es un componente
fundamental para el crecimiento.
Por esto es que por esencia
soy contrario al gasto público y no me gusta cuando el Estado empieza con esta
receta que siempre termina perjudicando a las personas. A mayor gasto público
siempre hay menor ahorro y con ello decrece la inversión, por tanto, siempre
golpea al crecimiento, es decir, a la riqueza de las personas: menos puestos de
trabajo, menores remuneraciones, arrastrando, como efecto de esta misma fórmula,
el aumento de la inflación, que es como señala la teoría económica, siempre, un
impuesto a los más pobres.
Entre el año 2000 y el 2013,
la economía de Chile creció al 4,5% anual promedio, mientras que desde 2014
hasta 2019 creció un 2,2% en promedio, aunque gran culpa de la desaceleración
se debe a las reformas que introdujo Michelle Bachelet en su segundo mandato y
que no logró o no quiso realmente desarmar el presidente Sebastián Piñera.
En este escenario, será clave
que todos sepamos que la única forma de contrarestar un escenario económico con
tanta incertidumbre será la competitividad real con otros mercados, con otras
regiones.
Chile debe comprometerse con
estabilidad macroeconómica, justamente lo que no estamos haciendo, con bajas
tasas de interés, disminución de impuestos, un buen sistema educativo, una mejora
sustancial de la infraestructura vía concesiones a privados, con contratos
públicos convenientes para el país y sin que los políticos se metan a pasar el
platillo, porque ahí nos jodimos de vuelta, y por supuesto, por la protección
de los derechos de propiedad. Pero todo ello lleva tiempo construirlo y
requiere de consensos políticos básicos, llevados a cabo por una clase
dirigente decente y comprometida con el país.
Y comenzaron las Encuesta a medir este agitado Octubre: CADEM
En medio del estallido social
que aún vive el país, condimentado con disturbios callejeros y saqueos varios,
la aprobación del presidente Sebastián Piñera se desplomó a un mínimo histórico,
lo que me llama mucho la atención, pues con todos los desaciertos debió salir
con 0% de apoyo.
CADEM, la misma empresa
beneficiada por el gobierno de Piñera para entregar sondeos semanales y de
coyuntura, con el que los Piñera Boys se conducen, durante los días miércoles y
jueves la semana, en plena crisis pero previo a la multitudinaria marcha de
Santiago y a los anuncios de cambio de gabinete y termino del estado de
excepción constitucional, realizó la ultima encuesta que no ha dejado a títere
con cabeza.
El presidente Piñera con su
14% de apoyo y un 78% de desaprobación batió todos los récords nacionales para
un mandatario al que aún le faltan 2 años de gobierno. Nunca desde el retorno a
la democracia el apoyo popular había descendido a estos niveles, pero para ser
justos en el análisis, nunca tampoco el país había vivido en ese mismo periodo
un estallido social de estas características.
Por eso digo que ese 14% de
apoyo, es el numero conque deberá volver a crecer y ganarse la confianza de la
gente, aunque solo sea para terminar su gobierno, lo que a esta hora ya parece
premio más que suficiente.
Lo que me parece más curioso,
y esto lo hago sólo para que se caiga de la silla la población zurda que a esta
hora nos acompaña, es que Michelle Bachelet en el año 2016 marcó tan sólo un
18% de apoyo y 68% de rechazo, lo que quitándole el error estadístico la
dejaría sólo a 2 puntos de diferencia con los resultados que obtuvo el
presidente Piñera.
Todo eso y sin estallido
social, así que como en la vida, nadie en este tema puede escupir al cielo.
El presidente Piñera bajó del
29% de aprobación al 14% actual y en rechazo subió de un 58% al 78% lo que es
una cifra macabra.
Pero esta encuesta trajo
también otras cifras que hacen tambalear o sencillamente ponen en su lugar a
estos políticos que pontifican sobre lo bueno y lo malo y que se han lavado las
manos en todo el caos social desatado.
Tanto los parlamentarios de Chile
Vamos como los adolescentes del Frente Amplio, recibieron sólo un 16% de
aprobación y un 65% de rechazo, lo que los deja abrazados con los resultados
del presidente.
No se pasen de vivos, la gente
no los quiere.
Pero los partidos políticos
más rechazados, repudiados y despreciados por la ciudadanía, son, como siempre debe
ser, el Partido Comunista y el Partido Socialista de Chile.
El PC tiene una desaprobación
del 72% y una aprobación de tan sólo el 12% lo que me parece igual de alta para
su 5% habitual. Es decir, no los quiere nadie.
Este rechazo también lo
experimentan sus socios de la DC con 72% de rechazo, y el PPD con un 67%.
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