Las dietas parlamentarias (2)... / 21-XI-2019
Como sea, en el Congreso no encontraron nada mejor que
nombrar a Andrés Zaldívar, resucitado y momificado, como presidente del Consejo
Resolutivo de las Asignaciones Parlamentarias.
El gato cuidando la carnicería. El masterchef de la
cocina política a cargo de reglamentar y resolver sobre la procedencia de las
asignaciones parlamentarias.
Y sabe hacer su trabajo.
Por ejemplo, don Andrés Zaldívar autorizó reembolsarle al
diputado comunista por Iquique, Hugo Gutiérrez, la grúa para que remolcara su
auto averiado en Pozo Almonte, hasta Iquique.
También autorizó el pago de informes plagiados, es decir
bajados de internet, por parte del impresentable senador Alejandro Guillier,
pero, además, Zaldívar estableció como norma del reglamento, que los
parlamentarios no son responsables de los informes que solicitan, usan y pagan.
También se dio el lujo de permitir que concejales y
consejeros regionales sean contratados y pagados como asesores de los
parlamentarios, es decir, perfeccionó y dio sustento a la maquinaria con que
los políticos controlan, manejan y digitan sus intereses en cada distrito.
Yo lo único que quisiera en mi próxima vida es ser amigo
de Andrés Zaldívar. Ahí está el negocio.
Cada vez que lo veo o leo de él, me recuerda a la vieja
guardia democratacristiana de Italia, esa que se robó la República y que operó
durante años con las mafias del Vaticano y del Cosa Nostra.
El mismo, parece un personaje sacado de la biografía de
Toto Rina, el padrino más importante condenado por la justicia italiana, al que
casualmente también apodaban el tapón, o el chico.
Una de las principales críticas de la opinión pública ha
sido el monto de la remuneración mensual o dieta de los parlamentarios
chilenos. Según un estudio CIPER Chile, si se toman en consideración el
Producto Interno Bruto y el Ingreso Mínimo de remuneraciones de los países de
la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la dieta
de los parlamentarios chilenos es la más alta, lo que sería desproporcionado a
la realidad país.
Otro punto de discusión es si la dieta parlamentaria debe
competir con los sueldos del sector privado.
Los defensores de la actual dieta señalan que ésta debe
competir con los sueldos del sector privado, para asegurar la llegada de los
mejores al Congreso. Nótese bien este argumento.
¿Usted me va a decir que en Arica no hay mejores que
estos 5 impresentables o que una diputada que termina durmiendo su borrachera
en una plaza pública, o un diputado sorprendido teniendo sexo arriba de su
camioneta a las 9 de la mañana, o de un diputado condenado por violencia
intrafamiliar contra su ex pareja, o de un senador que atropella y mata a un Carabinero
cuando venía de una celebración?
El cargo de parlamentario es principalmente político y no
técnico, por lo tanto, nadie medianamente serio podría comparar las actividades
privadas con las del Congreso.
Otro argumento de los defensores de una dieta alta señala
que de esta forma se hace más difícil la corrupción parlamentaria.
¿En serio alguien podría defender este argumento?
Las principales críticas a la dieta parlamentaria están
dirigidas más bien al monto que al procedimiento con el que se llega al mismo,
lo que me parece definitivamente un error que les favorece, porque la dieta y
las asignaciones no solo se incrementan cada vez que se reajusta al sector
público, sino que por la integración de bonos y asignaciones que la hacen crecer,
como por ejemplo la Asignación de Dirección Superior, que incrementa en un 135%
la remuneración bruta del parlamentario, o los bonos de modernización, o la
asignación de gastos de representación o la bonificación de salud, todos ítems
que finalmente multiplican su remuneración y que ninguno de los proyectos de
rebaja de las mismas tocan.
Mienten los parlamentarios al decir desde el año 2013
hasta ayer, no tenían mayoría para realizar esta rebaja en las dietas, o que
esto estaba impedido pues significaba modificar una norma constitucional.
Las asignaciones, que también tocan sus dietas requieren
sólo una modificación simple de la ley N° 19.863, y esto solo con una mayoría
de los asistentes en sala.
Siempre han podido rebajar sus dietas y privilegios, pero
la verdad es que nunca han querido.
Invito cordialmente a que cualquier parlamentario me
desmienta. Diga por este medio o por cualquier otro con el que mantenga
convenio, que lo que afirmamos es falso.
Lo cierto, estimados auditores, es que estamos cansados
de malos argumentos, excusas y figurines que hacen declaraciones y se burlan de
la buena fe de las personas.
En la práctica, qué significa lo que aprobaron ayer los
parlamentarios:
Una rebaja del 50% en la dieta que actualmente perciben
diputados y senadores. Sin embargo, en términos absolutos, es decir, incluyendo
todo lo que realmente perciben, significa que esta rebaja solo será de un 16%
real del gasto para senadores y de un 22% real en el caso de los diputados.
Si un senador significaba un costo mensual de 30 millones
de pesos, esta rebaja anunciada significará que a partir de su entrada en
vigencia costará 25 millones de pesos. Por su parte, un diputado que hoy nos
cuesta 21 millones de pesos mensuales, con esta rebaja nos costará 16 millones
de pesos mensuales.
¿Usted cree que este parlamentario ganará menos a fin de
mes? Eso no será así, pues por medio de las asignaciones, que ellos no tocan en
esta rebaja, mantendrán su mismo nivel de ingreso.
Eso no es lo que quería la calle señor Vlado Mirosevic.
Eso no es lo que quiere la gente a la cual se le ha
vendido la creencia de que una nueva Constitución hará de Chile un país más
equitativo, que solucionará los problemas de pensiones, de salud, de vivienda.
Hasta acá los auditores con justa razón pueden creer que
quien les habla está en campaña política, y que, por ese motivo, u otro aún más
sórdido, busca atacar a los políticos y a la política.
Déjenme decirles que no es un ataque contra ninguna
institución ni contra ningún parlamentario en particular. Se trata de critica
fundada en hechos y evidencia que solo puede ser desmentida con hechos y
evidencias, y no con retórica como les gusta a ellos.
Lo segundo, es que no estoy en campaña, no soy un
candidato tapado de nadie ni me interesa. Yo trabajo decentemente, así como
usted.
Pero sí creo que hay que hacerle un servicio a la patria.
No podemos por la vía de hacernos los suecos, seguir
dejando que estos desalmados continúen en esta orgía de mentiras y arreglines.
Confundiendo a la gente, mintiendo y adornando sus mentiras. Repitiendo
falsedades y prometiendo cuestiones que no están dispuestos a cumplir.
La función pública, la política, es demasiado importante
y valiosa para dejarla morir en manos de estos impresentables.
¿Cuánta de la frustración que efectivamente hay en las
calles no la provocaron los políticos de todos los sectores?
¿Cuánta de la rabia acumulada no fue a consecuencia de
los delitos y modus operandi mafioso con el que actuaron por tanto tiempo
partidos políticos?
¿Cuántos de los ultrones y extra sistema que hoy atacan a
la democracia no son el resultado de lo que deliberadamente hicieron políticos
y sus partidos, y que hoy ni siquiera ellos mismos pueden controlar?
Esta mañana un conductor de colectivo y una funcionaria
del Hospital Juan Noé conversaban que la culpa de todo esto era de Piñera, que
protegía sus negocios, que ganaba plata con las AFPs, que quería dañar a la
gente no subiendo las pensiones.
Entre tanta ignorancia a veces pienso que alguna gente no
es tan tonta y solo quieren manipularnos. No me explico de otra forma esa
verborrea facilista y hueca que tiene solución inmediata y culpables para todo,
sin reparar, sin detenerse en pensar en las causas y las consecuencias que
tienen para ellos mismos, por ejemplo, decidir una u otra alternativa.
Con las ultimas decisiones tomadas por el gobierno en
cuanto a aumento de gasto público, este llegó al 2,9% del PIB, que para este
año se estimaba en un 3% de crecimiento, que obviamente no se alcanzará.
Si el gasto público es mayor que el crecimiento anual del
país se producirá déficit fiscal, es decir gastaremos más de lo que producimos.
Eso traerá una serie de consecuencias negativas para la economía, pero una de
ellas, y quizás la más dura y que golpeará a la gente directamente, es el
aumento de la inflación, lo que significa que progresiva y proporcionalmente el
valor del peso, las remuneraciones, las pensiones, perderán poder adquisitivo.
Señor colectivero, señora funcionaria pública que trabaja
en el Hospital Juan Noé: sigan pidiendo un aumento inorgánico de las pensiones
y de los sueldos. En vez de 300 mil pidan 500 mil, o mejor 1 millón
derechamente.
Será la misma inflación, que ustedes ayudan a crear, la
que hará que ningún aumento sirva para nada. Quedaremos en la misma y peor.
Lean, no engorda.
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