Uruguay, la Thatcher y el PC chileno... / 7-XI-2019
A diferencia de Argentina, que
insiste en tropezarse con la misma piedra peronista, en Uruguay, la izquierda
mal llamada progresista, ha perdido la elección del último domingo. En la práctica,
se realizará un ballotage entre el denominado, Frente Amplio quienes han gobernado
por más de 15 años, y la derecha encarnada por el político Luis Lacalle Pou.
Pero antes de continuar, déjenme
que me devuelva solo para abonar a mi afirmación de que la izquierda nunca puede
llamarse progresista, pues en su naturaleza y esencia, no lo es, aun cuando
pretendan pasar por ello.
No puede ser progresista una
ideología cuyo propósito, cuya utopía, es una sociedad controlada por un ente llamada Estado, que a su vez, es dirigido por burócratas y una élite autodesignada.
No puede definirse como
progresista, una ideología que propone que para el avance de sus ideas, todos
los medios de lucha son moralmente válidos, y que disponer de los derechos
fundamentales y las libertades civiles, son concesiones necesarias para
conseguir el objetivo final.
En resumen, en nuestra modesta
opinión, no puede ser progresista una ideología que solo puede demostrar,
fracasos a costa de la vida y el futuro de millones de personas que han vivido
dentro de sistemas socialistas. Esa es su carta de presentación, por eso es que
nunca la muestran.
Entonces señores
izquierdistas, dejen de maquillar lo que son y lo que representan pues nunca
serán ni progresistas ni demócratas.
Lo que sucedió en Uruguay es
muy bueno, no sólo porque se asegura la alternancia en el poder de alternativas
ideológicas diferentes, lo que es esencial para la madurez de la Democracia
como sistema de organización política. También, porque representa la legítima voluntad
de las fuerzas políticas de respetar la institucionalidad, legal y constitucional,
a diferencia de lo ocurrido en Bolivia, donde Evo Morales ha incurrido en
fraude electoral evidente.
Sinceramente, esperamos que también
sea señal de estar alejado de las manifestaciones que han inundado a Ecuador y a
Chile de caos y agendas de grupos anti sistema, y de izquierda antidemocrática,
en este caso, liderada por el partido comunista.
Ya veremos qué tan lejos está
Uruguay de toda esta política de revueltas e intentos de golpe institucional, que no nos cabe duda tienen inspiración y planificación cubana, y que, por lo
tanto, no es solo más que una respuesta a la firme oposición de los gobiernos
democráticos de latino américa, como el del presidente Sebastián Piñera, en
contra de la tiranía chavista que ahoga al pueblo de Venezuela.
Se señala a Uruguay como un
país modelo en distintas áreas, y todo ello, conseguido bajo sucesivos
gobiernos de izquierda, sin embargo, hay cifras que demuestran precisamente lo
contrario, sin desacreditar, por cierto, los logros evidentes alcanzado por esa
sociedad.
Por ejemplo, los déficit
fiscales que llegaron prácticamente al 5% del PIB anual, lo que obligó a que la
izquierda gobernante hiciera algo que aborrecen, un ajuste fiscal prácticamente
de 12 puntos, lo que les permite hoy, estar en condiciones mucho más estables y
tener credibilidad internacional, justamente lo que no hubiesen conseguido sino
lo hubiesen realizado.
Pero también esta izquierda, de
mejores modales que la de otros países de Sudamérica, aumentó la deuda pública casi
a un 70% del PIB para este año que termina, lo que evidentemente ha traído entre
otros efectos directos, el estancamiento del ritmo de crecimiento de la
economía.
Por otra parte, los índices de
inseguridad han empeorado alarmante. Por ejemplo, los homicidios aumentaron 80%
desde el 2005 hasta llegar a una tasa de 11,2 cada 100 mil habitantes, lo que prácticamente
duplica la de otros países de Latinoamérica, como es el caso de Perú, donde este
indicador llega a tan solo 7,8 por cada 100 mil habitantes.
Sorprendentemente un indicador
que siempre los llenó de orgullo y a nosotros de admiración, hoy día muestra
resultados mediocres y que preocupan: la crisis educacional producto de malas
reformas y pésima gestión de inversión, ha tenido como efecto, que la inscripción escolar ha
caído fuertemente, y solo un 40% de los estudiantes termina la educación secundaria.
Pero quizás la corrupción, que
obligó a la renuncia del actual vicepresidente de la República, ha sido el
denominador común de todos los gobiernos de izquierda, aliados al Chavismo venezolano.
Sea como una forma de
protegerse y evitar el análisis de este contubernio entre los sectores más
radicales del Frente Amplio Uruguayo con miembros del gobierno de Maduro, o
sencillamente como una evolución natural en el colectivismo que profesan, lo
cierto es que esta fuerza política, o una parte de ella al menos, se ha extremado aún
más hacia la izquierda, lo que ha provocado una brecha interna que
evidentemente da aún más chances para el éxito electoral de la derecha de
Lacalle Pau.
Ya en la presidencia, Lacalle Pou, tendrá que hacer
frente a estos problemas y muchos más, cruda herencia de 15 años de la
soberbia de izquierda.
Esperamos también, un cambio
radical en la postura de este país con respecto a las tiranías de Cuba y Venezuela
de manera de estar definitivamente en el lado correcto de la ecuación.
Ajuste fiscal, reformas
educativas y laborales, promoción de la inversión privada, impulso a los
sectores exportadores, productivos y principalmente a la pequeña y mediana empresa, además de una serie de ajustes a los códigos legales, que se convirtieron en
instrumento de extorsión de grupos organizados como los sindicatos, en contra
de empresas privadas y el propio estado.
La batalla por la Libertad...
El gran problema de los
defensores de la libertad, fue siempre creer que la evidencia empírica es tan
contundente que ni siquiera tenían que perder el tiempo en explicarla. Este espacio
fue ocupado estratégicamente por socialistas, que sin ningún argumento factico,
fueron capaces de contraponer relatos suficientemente claros como para discutir
cada evidencia, cada argumento, cada dato.
Existe entonces un pecado
original en muchos Liberales Libertarios que no hicieron lo suficiente, o peor
aún, no visualizaron que los cambios, las transformaciones, las reformas que
provocan en diferentes campos, las políticas de libre mercado, también deben ser
pregonadas para que sean internalizadas y validadas por la sociedad.
Porque existe una propensión
natural en las personas por la disconformidad. Esta misma actitud negativa se
transforma en el elixir que mueve los cambios y la propia libertad de las
personas, pero cuando esto no es así, se puede transformar en una fórmula que
termina envenenándola.
Hannah Arendt, por ejemplo,
señala que, para los antiguos griegos, la Igualdad jamás fue de condiciones
materiales, sino que era una igualdad en la Libertad entre ciudadanos con
iguales derechos políticos.
Sin embargo, hoy el único modo
en que se concibe la igualdad es desde la repartija de panes. Por eso es que,
las sociedades están más dispuestas a comportarse como señala Dostoievski en su
obra Los hermanos Karamazov, en grupos con un eterno drama espiritual de luchas morales
relacionadas con la fe, la duda intrínseca, el juicio y la razón, en contra de los procesos
de modernización y promoción, por evidentes que sean sus resultados.
¿Increíble, o no? Es un gran
contrasentido. Sobre todo, cuando vemos que la condición de extrema pobreza en
los últimos doscientos años pasó del 95% con mil millones de habitantes en el
planeta, a una extrema pobreza de 5% hoy, y con una población de siete mil
doscientos cincuenta millones de personas. En un contexto donde además el PIB
per cápita en los últimos doscientos años se multiplicó por más de nueve veces,
mientras que, a lo largo de los mil ochocientos años de humanidad, el producto
interno bruto per cápita sólo subió 40%, y todo esto, como resultado del
descubrimiento de América.
Pero tal como dijo Santo Tomás
“ver para creer” y como el Estado siempre es un ente de políticas visibles, y el
mercado, por definición es todo lo contrario, invisible, las personas entienden
o interpretan que lo hacen, con mayor facilidad a este órgano lleno de grasa, de
ineficiencia y de corrupción, y que, además, funciona como un saco roto, pues
solo consume el fruto del trabajo de las personas y familias por medio de
impuestos, sin llenarse nunca.
Lo que hay que entender siempre,
es que el mercado somos nosotros, entonces resulta ridículo atacarlo a mansalva,
achacarle la responsabilidad de todos los problemas e intentar eliminarlo como
medida de solución. Es como intentar suicidarte para seguir viviendo.
Por el contrario. Los que
reclaman contra el Estado, porque este no les otorga las prestaciones básicas y
garantizadas como salud, educación, vivienda y hasta trabajo, porque este los
agobia con impuestos, con regulaciones, con obligaciones, ven que la única solución es aumentar el tamaño del Estado: ¿?.
O sea, el problema es el Estado, y vociferan que quieren más Estado. Quieren que el mismo asesino que les corta
el cuello les regale un collar.
Por eso es que, lo que puedan
argumentar los especímenes de izquierda o del denominado progresismo, nos debe tener sin cuidado. No tienen respaldo porque no tienen argumentos. No tienen
razones porque lo de ellos es la consigna facilista, el ocultamiento de los
datos o la distorsión de los mismos.
El PC chileno deberá responder…
Y en nuestro país la cosa
continúa complicada. Esta verdadera catarsis colectiva, manifestación justificada
por lo demás, y amparada por la propia constitución política que consagra el
derecho a manifestarse, lamentablemente como era previsible, estas
manifestaciones se encuentran secuestradas por la delincuencia y el lumpen. Y
en este escenario, donde la mínima exigencia de los que dirigen el sistema
democrático, eso incluye oficialismo en el gobierno y la oposición democrática,
es trabajar por encontrar las soluciones y lograr la unidad en el país, el
partido Comunista de Chile sigue dándose lujos, que ya le pasarán la cuenta. No
sólo han sido los carboneros, los atizadores del fuego, denostando a la figura
presidencial cada vez que han podido, oponiéndose en el parlamento y en el
debate público a cualquier iniciativa que le huela a derecha, sino que, en este
momento, se apartan de la búsqueda de soluciones. Ellos siempre eligen el lado
más extremo y desde ahí se encargan de atizar cualquier fuego que les sea de
beneficio.
Un partido que promueve y justifica la campaña para EVADIR y cuyo
presidente debería ser transformado ya, en el logotipo de dicho movimiento,
pues Guillermo Teillier, ha evadido durante 40 años su responsabilidad en el
asesinato de 5 militares a los cuales condenó al patíbulo cuando se las daba de
jefe del grupo terrorista Manuel Rodríguez. Gran hombría y sentido de la
justicia tiene este prócer comunista acostumbrado a navegar por los pasillos
más oscuros del estado. Es el mismo político que tenía ficha CAS. El mismo que
recibe el sueldo millonario en el Congreso y además una pensión como exonerado
político. Ya quisieran ustedes tener una u otra. Ahora reclaman porque la
invitación del presidente a las directivas de partidos políticos les llegó
recién hoy día. Acusan discriminación, ninguneo, falta de fineza, que había una
política de exclusión hacia los comunistas dice este impresentable dirigente,
pero antes de terminar la frase dice también que no importa porque “nosotros no
vamos a ir de todas maneras porque tenemos una posición diferente”.
Y pensar que usted y yo
le pagamos el sueldo a estas sanguijuelas que hasta regalados salen caros.
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