Verborrea de izquierda... / 22-XI-2019
América Latina sigue
produciendo temas con los cuales García Márquez hubiese escrito grandes obras.
Esto ocurriría con toda seguridad si el gran escritor colombiano, premio nobel
de literatura estuviese vivo.
El realismo mágico fue una
figura literaria que con gran éxito explotó García Márquez, llevándolo a la
cima de la literatura mundial. Por supuesto que de esto no tienen ideas las
generaciones de jóvenes educados en colegios públicos desde el año 2000 en adelante,
pues funcionarios del Ministerio de Educación y profesores especialistas,
decidieron que nuestros niños, niñas y adolescentes, no leyeran obras de
literatura mundial.
De esa forma sacaron de las
aulas los Cantos del Cid Campeador, La Araucana de Ercilla, Fuenteovejuna de
Lope de Vega, El Jugador, de Alexander Dostoievsky, Cien años de Soledad, del
propio Gabriel García Márquez.
Fueron reemplazados por
lecturas más modernas y contemporáneas, como si eso, en literatura al menos,
fuera relevante.
De esta forma, autores
meritorios como Elicura Chiuailaf, Pedro Lemebel, Alejandro Zambra, Hernán
Rivera Letelier, o la propia Isabel Allende, tomaron protagonismo, y con mucha
razón, pues en sus obras uno descubre innegablemente el trazo de Neruda, de
Pablo de Rokha, de Jorge Edwards.
¿Pero qué tiene que hacer ahí
un autor de ciencia ficción como Jorge Baradit?
No dejo de recordar el enorme
daño que al estudio y conocimiento de la historia le causó Jorge Inostroza
cuando difundió y publicó su obra Adiós al Séptimo de Línea. Hasta el día de
hoy, muchas familias chilenas la recuerdan y mantienen un ejemplar en sus
bibliotecas. Para muchos, fue el único libro de historia que leyó en su vida, y
lo que ahí trae fue elevado a verdad y hechos ciertos ocurridos en las campañas
de la guerra del Pacífico.
Jorge Inostroza, fue un
libretista de teatro radial, luego de haber sido junior, conductor de camiones
y administrativo en radio Corporación. Todo ello sin dudas fue muy meritorio,
tanto que le permitió dedicar su vida a la literatura.
Se cruzó con la oportunidad de
escribir un simple libreto, con escasa base histórica pues no derivó de una
investigación, ni menos fue el resultado de un estudio metodológico. Fue tan
popular, que finalmente ocupó un lugar de privilegio en nuestra literatura
nacional, pero a la vez, tuvo efectos nocivos para el conocimiento de la
historia, porque desvirtuó un pasaje de ella en Chile, con fantasías y
ficciones que nada tuvieron que ver con los hechos acaecidos o con datos
comprobados.
Aún hay miles que creen, que
el morro de Arica fue capturado luego de que las tropas chilenas lo escalaran
desde el acantilado, o que piensan que combinando aguardiente y pólvora recibirán
una dosis de energía suficiente para acometer a sus enemigos, cuando en verdad,
lo único que podría suceder es que el sistema digestivo quedé destruido con
semejante mezcla.
Pero con respecto a este mismo
proceso histórico, también encontramos que hay miles de personas que creen que la
ciudad de Arica, quedó bajo soberanía chilena luego de que ganáramos el
plebiscito de 1929. Esto último, que no se lo adjudicamos a Inostroza de ningún
modo, solo lo mencionamos a modo ejemplar para confirmar que sobre la historia existen
creencias y no conocimiento.
Pero la obra del iquiqueño
Jorge Inostroza no buscó nunca, convertirse en lo que no era. Fue la fama de
una saga gloriosa, que escribió con especiales cualidades de las que hizo gala
su pluma, la que lo elevó a una categoría que nunca buscó ni de la que sacó
provecho.
Nunca se presentó como lo que
no era, aún cuando por más de 25 años se desempeñó como académico universitario.
Por otra parte y en el otro
lado del ring, tenemos al exitoso comerciante de libros, Jorge Baradit, quien
no sólo no está a la altura de una comparación literaria, sino que peor aún, se
eleva a un protagonismo digno de mercachifles, amparándose, por cierto, en un
pseudo blindaje ideológico que lo favorece y se lo permite. En su redil, sí hay
jóvenes historiadores que lo surten de insumo que luego de manera individual o
en conjunto acuerdan interpretar con propósito de sorprender no con el conocimiento,
sino que con la audacia que propone siempre el sesgo intelectual.
Baradit no es historiador y
está muy lejos de serlo.
Sólo es un reputado, y a mi
juicio, inescrupuloso comerciante, favorecido por un sector de siúticos de izquierda
que ven con satisfacción como aquel, no trepida en abalanzarse sobre la
historia e insignes ciudadanos que rindieron su honor, se crédito y su trabajo,
para forjar y asegurar la Patria que el denigra. Y aún con ello, estos comerciantes
de baja monta, que adolecen de conocimientos y respeto profesional, lo recomiendan
como lectura en colegios.
Las cabezas de nuestros héroes
patrios yacen en el suelo. Estatuas y monumentos históricos son vandalizados y
el único argumento que sostiene este salvajismo, es que hay “historiadores”
como Jorge Baradit, que dicen que esos héroes fueron unos cobardes, que esos
héroes fueron oligarcas y contrarios al pueblo, desvirtuando su verdadero lugar
ganado en la historia.
O sea, ¿si yo me consigo una
bata blanca y pongo cara de semidiós, puedo entrar a un pabellón quirúrgico y
realizar una operación?
-Ahh no, porque tú no eres
médico.
-A bueno, entonces porqué
dejan que ese comerciante pasé por historiador si no lo es.
-A es que está de moda, además
porque es progre.
Ahí tienen.
Malas decisiones solo
obtendrán como resultado malas consecuencias.
Cuando los Talibanes
dinamitaron los restos arqueológicos de Ninive en Irak, el mundo se
escandalizó. Todos nos sentimos dañados por la destrucción de ese patrimonio
cultural de más de 3 mil años de antigüedad. Pero lo hicieron convencidos de
que servían a su creencia religiosa fundamentalista islámica.
Al menos tenían un motivo, sin
embargo, estos desadaptados que corretean por las calles de Chile son capaces
de vandalizar y destruir patrimonio en el Regimiento Rancagua de Arica de 400
años de antigüedad y salir a celebrarlo por Facebook.
Son Talibanes sin causa, pero
con la protección solapada de autoridades y parlamentarios que los toleran.
Cuando se suma la pena y la
rabia por lo que está ocurriendo en nuestro país, y se constata además, que en
esta protesta se destacan principalmente jóvenes que no tienen idea de quien es
Vicente Huidobro, Pablo de Rokha, o no saben distinguir lo que es el patrimonio
inmaterial de un país, la palabra que lo resume todo es frustración, impotencia,
que es la que sentimos muchos hoy día.
Los mismos partidos políticos
que se declaran ambientalistas y feroces contradictores del calentamiento
global, no dicen nada cuando queman 5 mil hectáreas de bosques en los cerros de
la quinta región.
La culpa es del sistema y las
pocas oportunidades.
Los mismos partidos políticos
que se declaran feministas e indigenistas, no trepidan en barrer el piso con
una diputada de derecha y además mapuche, cuando esta actúa de manera
descontrolada y delirante, producto de una enfermedad. Porque la adicción al
alcohol, a la marihuana y a los químicos, es una enfermedad crónica.
La culpa es de la derecha, del
sistema y de las pocas oportunidades.
Los mismos partidos políticos
que se declaran demócratas, no han dudado ni un segundo en poner en jaque a un
gobierno legítimo y democrático, en acusar constitucionalmente y de manera
infundada al presidente de la República, en socavar el orden público y el
estado de derecho.
La culpa es de la Constitución
de Pinochet, la derecha, del sistema y de las pocas oportunidades.
Los mismos partidos políticos
que denuncian los abusos y excesos policiales, torturas y todo el manual de
violaciones a los derechos humanos, tienen entre sus militantes y adherentes, a
vándalos, sorprendidos quemando, saqueando, articulando agresiones, lanzando
piedras, armando barricadas o portando artefactos incendiarios.
No lo digo yo, lo dice la
fiscalía que los ha imputado de estos cargos.
Pero la culpa es del
imperialismo, de la Constitución de Pinochet, de la derecha, del sistema y de
las pocas oportunidades.
Y así podríamos seguir toda la
tarde hasta llegar al programa Zona de Recuerdos a la Carta, gran programa entre
paréntesis, que se transmite diariamente por Radio Pukara.
Nunca ellos son los
responsables.
Nunca ellos, contribuyen a los
males de la sociedad.
Como bien señaló el economista
Carlos Rodríguez Braun, “ellos se volvieron defensores de los derechos humanos,
del feminismo, del medio ambiente, de los pueblos indígenas y de la democracia,
es decir, de todos los objetivos que se ocuparon de masacrar en todos los
países donde se aplicó el socialismo”.
Acusan al imperialismo,
gozando de las bondades del imperio. Vacacionando en Nueva York, gracias a los
impuestos que obligadamente paga un comerciante de Arica que no le alcanza ni
para ir a Codpa, o escribiendo twitter en su Iphone 10, sentados en el
McDonalds.
Ese es el nivel de estupidez
de sus convicciones.
Culpan a la Constitución de
Pinochet, cuando muchos, sino todos ellos, estuvieron brindando el año 2005 en
La Moneda, junto al ex presidente Ricardo Lagos, quien firmó la nueva
Constitución de la República, aprobada, además, por inmensa mayoría del
Congreso Nacional.
Deberían avergonzarse de
recriminar una Constitución que no tiene ninguna comparación, pero ninguna, con
la Constitución de 1980. Asegurar lo contrario es una ofensa a quienes sí
vivimos y sentimos el peso de esas normas, donde se condenaba la apología a la
violencia, o se permitía la deliberación de las fuerzas armadas, o se condenaba
a disidentes políticos a la relegación o el extrañamiento.
Entonces culpan a la derecha
de ser los causantes de sus males y sus frustraciones. Tal como lo hicieron
ayer los asesores de parlamentarios, que protestaron en masa porque la
reducción de las dietas los dejaría cesantes. Hasta que apareció una que señaló
que esto era culpa de la derecha.
La derecha lastimera,
melancólica y conservadora, es culpable de muchos males. Qué duda cabe. Es una forma
de ver la vida atrasada y retrasada en relación a los tiempos actuales. Sin
convicciones, sin proyecto ideológico, sin credenciales verdaderamente
democráticas, pero no es, ni ha sido, la culpable de los males que le
adjudican. Por lo menos no de todos ellos.
Finalmente, siempre terminan
sus discursos echándole la culpa a las oportunidades, y con ello amparan cualquier
cosa que pudiese escapárseles a su diatriba.
Resulta ahora, que la gente
saquea y roba porque nunca ha tenido oportunidades. Quema y destruye porque las
oportunidades las han tenido otros. Vandaliza porque como nunca los han
respetado ellos tampoco respetan. Extorsionan y aterrorizan a los ciudadanos, a
los automovilistas, a los transeúntes porque replican la violencia que el
sistema los hace vivir.
Su actitud, señor zurdo, no se
justifica.
Su actitud, señora
izquierdista, no se justifica.
Amparan con argumentos vacíos,
a la violencia y a los violentos.
Creen que destruyendo tendrán
luego la oportunidad de construir algo completamente distinto, completamente
mejor, completamente igualitario.
Uno de los partidos comunistas
más antiguos en el mundo es el de Estados Unidos de América, cuna y madre del
capitalismo. El imperio mismo.
¿Ha sabido usted de que ese
partido sea el responsable de intentos por acabar con su país, destrozando,
saboteando, quemando, violentando como lo han hecho acá?
Nunca lo ha visto, ni lo verá,
porque en aquellos países existe una izquierda evolucionada, reticente al
fracaso y que piensa primero en el progreso de sus sociedades. En sus
conciencias llevan el compromiso del respeto irrestricto a la democracia, y
honran ese compromiso porque van todos juntos, moros y cristianos, en el
resultado.
Las democracias liberales en
el mundo se han consolidado como los mejores y únicos sistemas políticos que
han permitido el desarrollo integral de las repúblicas. En 200 años de
democracia y capitalismo los indicadores de pobreza se invirtieron en el
planeta y lo que antes era un 95% de la población mundial viviendo en
condiciones de pobreza, hoy sólo alcanza al 5% de ella.
De este lado están las
soluciones y del otro, del socialismo, los problemas.
Miren encima de quien cayó el
muro de Berlín.
¿Se cayó acaso por sus éxitos
económicos, sociales, culturales? ¿Se cayó porque en esos lugares se respetaban
y promovían las libertades individuales y los derechos humanos?
Usted sabe que no es así.
Las sociedades restrictivas
son 8 veces más pobres que las sociedades libres, y el decil más pobre de la
población en países que han adoptado sistemas de economías libres, es 15 veces
más rico que la clase media de los países menos libres.
Ese es el resultado del
capitalismo salvaje del que hablan.
Chile, nunca pudo haber
conseguido ni la mitad de los avances que conseguimos en una sociedad libre
como la que construimos desde los años ochenta. Es eso lo que estamos
cuestionando hoy día y no otra cosa.
Ahora todos salen con el
discursito manoseado de que “Yo también apoyo las manifestaciones. Yo también
estoy por los cambios”.
Pero se han puesto a pensar
verdaderamente qué tipo de cambios y hasta dónde deben llegar estos.
Se compararon la canción
famosa de la Igualdad, de la Justicia Social.
¿Realmente quieren que todos
sean iguales?
Usted que se levanta a las 6
de la mañana para ir a trabajar, que lo hace los fines de semana y que no sale
de vacaciones para lograr con ese esfuerzo, mejorar el estándar de vida propio
y el de su familia, ¿reclama igualdad con otro sujeto que sólo vive del
subsidio estatal?
De qué igualdad me habla: ¿de
la igualdad para que todos reciban lo mismo sin producir nada? ¿de que todos
reciban pensiones de lujo cuando contribuyeron poco o nada en su vida laboral?
La igualdad de oportunidades,
donde nivelemos hacia arriba, donde todos tengamos igual oportunidad de llegar
a las metas trazadas La igualdad entendida como el reconocimiento a las
diferencias individuales, es la verdadera igualdad, y esa, se consigue única y
exclusivamente con Libertad, con el ejercicio libre de los derechos.
Pero dale con la cancioncita
escritas con la zurda. Podrá sonar bien, y su coro puede ser hasta contagioso,
pero hasta ahí podría servir. Es que la justicia social….
La única justicia social es
entender que los universitarios son unos privilegiados, que debemos premiar por
su esfuerzo y dedicación, pero nunca garantizarles una gratuidad que termina
pagando el trabajador y que nunca es devuelta a la sociedad. La única justicia
social es ahorrar y promover las inversiones y los emprendimientos, que el país
crezca con mayor productividad, con un mejoramiento sustantivo del capital
humano, con la aplicación de conocimientos, y por supuesto, con la creación de
más y mejores puestos de trabajo.
Pero dale con quitarle a unos
para darles a otros.
Eso es repartir pobreza cuando
lo que debemos asegurar es todo lo contrario.
Por último, si quiere Ud. hacer
justicia social, hágalo con sus recursos, con su patrimonio, con el fruto de su
trabajo, pero no se meta en el esfuerzo, ni en la billetera de los demás,
porque eso ya no es justicia social, es la imposición coercitiva de sus planes.
No nos cansaremos nunca de
señalar el ejemplo de nadar contra la ola, porque pensamos que, en el fondo,
esa es la única manera de mantener las convicciones e influir con nuestra
verdad sobre los demás.
Eso en nada impide atender las
urgencias de nuestros padres y abuelos, ni la de nuestros hijos y nietos,
porque en mi modesto modo de ver las cosas, los viejos y los niños, deben ser
siempre nuestro principal motor hacia donde movamos nuestras acciones y las
políticas públicas de un estado indolente.
Mientras los recursos sigan
siendo escasos o restringidos, deben ser ambos grupos, el motivo principal de
nuestra preocupación.
Mirando lo que ha sucedido las
ultimas semana en Chile, y proyectando el camino al que algunos les gustaría
llevarnos, me recuerdo de la siguiente frase:
“El presupuesto debe
equilibrarse, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los
funcionarios públicos debe ser moderada y controlada, para que no caigamos en
la bancarrota. La gente, debe aprender de nuevo a trabajar en lugar de vivir a
costa del estado”.
Cicerón, año 55 antes de
Cristo.
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