Florencia Lagos Neumann: Vocería y Violencia/5-XII-2019

Hace unos días, circulan por redes sociales, varios vídeos donde se ve y escucha a una ex funcionaria diplomática del gobierno de la ex presidenta, Michelle Bachelet, la señora Florencia Lagos Neumann, interviniendo, el pasado 2 de diciembre, en un congreso organizado por el Partido Socialista de Venezuela, y en otra serie de entrevistas ofrecidas en Cuba, donde deja de manifiesto, pues lo señala con todas sus letras, que la izquierda chilena planificó, ejecutó y dispuso de los recursos para que ello sucediera, de las llamadas “manifestaciones sociales”, y el clima de agitación con que pretenden terminar con la Democracia burguesa, instaurando, según lo desea, pseudas democracias, al estilo cubano o venezolano.
A nadie debe sorprender una confesión como esta, menos, sobre la autoría intelectual y material de esta verdadera agresión interna, y del clima de subversión, que ha afectado al país.
Todos, desde el primer día, sabíamos o debíamos saber, que esto no era casualidad, y que, con toda seguridad, provenía de organizaciones de izquierda, antisistemas y antidemocráticas, porque sí debemos reconocer, que hay cierta izquierda socialdemócrata y más liberal, que cree en la Democracia, el orden constitucional y el respeto a las libertades civiles.
Por lo menos en el papel existe, así que imaginaremos que ello es cierto.
Pero igual han sorprendido a muchos, estas declaraciones emitidas por la hija del ex secretario general del partido comunista de Chile, y de la ex rectora de la Universidad ARCIS, así como lo escuchó: el grupo controlador en pleno, que lucró y defraudó, a miles de jóvenes, cuando dejó en bancarrota esa Universidad.
Ella es Florencia Lagos Neumann.
Sorprende, porque deja de manifiesto, la intencionalidad con que se ha planificado la destrucción del modelo chileno, ahora, en concomitancia con organizaciones criminales y antisistemas, que el propio Carlos Marx, su profeta, despreciaba y definía como lumpen, los cuales nunca formaron parte siquiera, de su teorización sobre la revolución social.
Incluso para el marxismo clásico el lumpen es lo peor de la sociedad, sin embargo, para los comunistas chilenos, son compañeros de lucha.
Francisca Lagos Neumann solo ha dicho lo que siempre hemos afirmado, pero también con ello, ha desterrado toda duda de que ellos, y los suyos, sembraron con acusaciones falsas y un negacionismo típico de la izquierda, el clima de violencia y odio, mientras de manera paralela, intentan encubrir su verdadera responsabilidad en estos hechos.
¿Alguien se acuerda de la andanada de criticas que recibió el presidente Sebastián Piñera cuando señaló que existía “una guerra contra un enemigo poderoso”?
Ahí salieron los mismos que hoy ningunean y niegan conocer a Florencia Lagos Neumann, a burlarse o victimizarse de la llamada “guerra de Piñera”.
Pero parece que el presidente no estaba tan equivocado, tanto es así, que, en Bolivia, ya han expulsado a 300 venezolanos y cubanos, sorprendidos organizando revueltas y desmanes en contra del orden constitucional y en apoyo de Evo Morales.
Parece que no sólo Chile está en guerra.
Bolivia, ha informado públicamente, la existencia de planes orquestados financiados y promovidos por Venezuela y Cuba, a través de agentes infiltrados, y de propios connacionales, para socavar las bases democráticas, atentando contra la institucionalidad y el estado de derecho, que se ha restablecido felizmente, desde la salida cobarde del hermano Evo, desde Palacio Quemado.
Pero déjeme contarle algo más de estos innombrables.
El jueves de la semana pasada, el tribunal electoral de Uruguay comunicó que el nuevo presidente electo era Luis Lacalle Pau. Político de derecha, que viene a terminar con 14 años de gobierno del llamado Frente Amplio, otro engrudo de izquierda con el mismo nombre de los impresentables de por acá, y autodefinidos como progresistas, que a diferencia de lo que se dice como el gran éxito económico y social de ese país, lo entrega hundido en una crisis de crecimiento y desarrollo, que terminarán pagando, como siempre, las generaciones futuras.
Pero hace ya dos noches, y aún sin siquiera inaugurar la presidencia de Lacalle Pau, en Montevideo comenzaron las llamadas manifestaciones pacíficas, agresiones a la policía y saqueos de comercios privados, y sobre bienes públicos, siguiendo el mismo método, el mismo estilo, el mismo modus operandi, que sucedió primero en Ecuador y luego en Chile y Colombia.
Una guerra contra un enemigo poderoso.
Esa frase parece que tendremos que seguir repitiéndola.
Mientras la excelente compositora y cantante Mon Laferte, muestra su desnudez por el mundo, cosa que en lo personal no me molesta para nada, reclamando que, en Chile, se mata y se tortura, en México, su segunda patria como ella afirma, se cometen 100 asesinatos diarios en el contexto de la guerra de los carteles de la droga, la extorsión y la corrupción del Estado.

Todo esto en plena administración del izquierdista Manuel López Obrador.
Pero tal parece que se le acabo el plumón o le faltó cuerpo, para escribir, que ahí en México, también se mata, se tortura y… se hace desaparecer.
Tampoco le hemos escuchado nunca decir nada sobre los crímenes cometidos contra el pueblo venezolano, nicaragüense o cubano. Sobre eso no ha cantado. Tampoco la izquierda, aunque ahora sí cantó, y sin que se lo pidieran, en boca de la ex agregada cultural en Cuba, la Bacheletista, Florencia Lagos Neumann.
La izquierda siempre apuesta a ganar ganar, o al menos eso pretende.
Es el criminal que actúa de noche. En sitio eriazo, por la espalda y a mansalva. Comete su crimen y recibe el producto de su robo y asesinato. Por sorpresa. De manera artera. Si esta falla, se esconde en la oscuridad de la noche, bajo un antifaz, hoy transformado en polera, y en el peor de los casos, termina victimizándose, culpando a la sociedad de su condición de delincuente, y amparándose en una serie de organizaciones que ellos mismos crean y promueven y que terminan siendo útiles a su causa.
La izquierda nunca pierde.
Su situación no cambia pues nunca los malos resultados terminan por afectarles.
Hacen caridad con la plata ajena.
A eso le llaman igualdad y justicia social, y todo eso, lo financiamos nosotros, de manera periódica y obligados por medio de altos impuestos, ¿o acaso usted paga sus impuestos de manera voluntaria y feliz?
En áfrica subsahariana, la tasa de impuestos promedio que pagan los ciudadanos es del 42%, mientras que en américa del norte es del 32%.
En Sudamérica, la tasa promedio de impuestos es del 52%, y aunque Chile en ese ranking se encuentre en la parte más baja, esperemos tranquilos, porque en esta, seremos prontamente subcampeones de América.
El gobierno de Sebastián Piñera decidió hace semanas resistir, sobrevivir, apostar solo, a terminar su administración.
No apostó a jugarse su capital político, que evidentemente no tiene, para enfrentar este estallido social dirigido y financiado por la izquierda, usando las herramientas que la democracia le entrega: la Constitución y las leyes.
Por eso es que aún no se restablece el estado de derecho. Por eso es que aún los comercios de todas las ciudades se encuentran llenos de barrotes y con murallas metálicas para atender al público.
Por eso es que usted señora ya no puede transitar con seguridad después de las 7 de la tarde por temor a un piedrazo, a un abuso del lumpen, a la violencia que impera, porque lo que menos impera, es el respeto a la ley.
Vaya a la rotonda Tucapel después de esa hora. La invitó. Esas no son manifestaciones pacíficas. No es un reclamo contra el sistema opresor, contra la falta de oportunidades. Es simplemente lumpen y oportunistas que mantienen vivas las fogatas de neumáticos, las amenazas a vecinos y automovilistas.
Buscan mantener un ambiente de lo que llaman “resistencia contra el poder” pero en el fondo, lo único que hacen y logran, es seguir siendo la carne de cañón, los mocitos de la dirigencia de izquierda.
Estuvieron semanas acechando al supermercado Líder, tal como las hienas acechan a su presa herida en la sabana. Atacaron, robaron, incendiaron y se cargaron hasta a uno de los suyos, porque de él solo quedaron sus restos humeantes.
Y ahí siguen.
Pase y vea ese sector de la ciudad que ya deberíamos bautizar como la Rotonda de la Vergüenza. Es una zona de guerra, de destrucción, de involución.
Qué sentido tiene haber acabado con empresas que tuvieron que cerrar, con atemorizar a los vecinos de todo el sector que se deben esconder en sus casas.
Llegando a la Rotonda de la Vergüenza, hay una casa con puerta de madera que mantiene una cartulina escrita con tinta roja donde dice: “acá viven 13 niños, por favor no nos hagan nada…”
Entonces ustedes se preguntan porque en algunas ocasiones insisto sobre el mismo tema, o incluso me molesto con las conductas que ya se están volviendo permanentes.
No puede nadie, ninguna familia, ninguna persona, ningún comerciante, ninguna empresa, pedir por favor que no los quemen, roben o saqueen.
¡Qué se han creído!
No pueden los trabajadores, los funcionarios públicos, los estudiantes, dejar de hacer lo suyo, continuar con su vida normal porque un grupo de vándalos serviles, destruyen, agobian y hostigan. ¡Qué se han creído!
¡Qué se han creído aquellos que mantienen atemorizadas a las personas, a ese hogar donde viven 13 niños y que tienen que poner carteles en su puerta de calle para que no los vandalicen!
Le vamos a pedir algo al alcalde de Arica, don Gerardo Espíndola, ya que es tan bueno para ir a golpear su budinera nueva en la Rotonda Tucapel: la próxima vez que vaya por ahí ubique esa casa, golpee la puerta y explíqueles a esas personas, que los descerebrados que Ud. ampara con su discurso antisistema, no incendiarán su vivienda, que el humo de las barricadas no los obligará a poner toallas húmedas en puertas y ventanas para poder respirar, que sus calles y sus veredas no amanecerán con la basura regada y con piedras con las que los manifestantes pacíficos protestan.
Que alguien vaya y le diga todo esto al alcalde porque al parecer a esta hora se encierra en su oficina y apaga la radio, aunque seguramente nunca irá por ahí porque para hacerlo se necesitan pantalones largos y algo más que un discurso memorizado.
Los que tienen que hacer algo en el ejercicio de sus atribuciones legales no lo hacen por miedo, por falta de convicciones, por falsas razones morales o sencillamente porque apuestan a que mantener este clima en el país les conviene, o al menos les asegura, ocultar sus propias mediocridades.
Este último es el caso del alcalde Arica quien, en casi seis semanas de borrachera revolucionaria, ha desarrollado una narrativa contra el sistema en el que el mismo participa y del cual él mismo se beneficia.
No ha cumplido sus funciones legales. No lo hace, por ejemplo, cuando permite paros ilegales de los funcionarios municipales que solo afectan a los ciudadanos de Arica, que no pueden realizar sus trámites o los ven retrasados sin mayor motivo. No cumple sus funciones al mantener hasta el día de hoy colegios y liceos sin actividad.
En este caso prefirió cerrar el año escolar para sacarse el problema de encima y no imponer su autoridad.
No solo eso.
Pertenece a la misma facción política que hoy día ha reconocido su autoría en este clima de violencia y terrorismo social. Cualquier persona con algo de nobleza y compromiso democrático, y que repudié este atentado a la Democracia, se alejaría o renunciaría si su coalición o partido terminara reconociendo algo similar.

Él no lo ha hecho. Es más fácil seguir con el relato de victima mientras se cobran 7 millones de pesos mensuales de sueldo. Es más fácil criticar al sistema y exigir cambios ahora, que renunciar a esa cifra pornográfica de sueldo que mensualmente le pagan los ciudadanos de Arica, por hacer un trabajo que tampoco hace, o lo hace mal.
Hace unos días, algunas reparticiones de la municipalidad de Arica trabajaron hasta las 8 de la noche para atender a los habitantes de la ciudad. ¿Usted cree que lo hicieron para recuperar las horas que no han trabajado por los paros ilegales que los funcionarios organizan cada vez que quieren?
¡Claro que no! Lo hicieron solo para cumplir con el requisito para recibir un bono, que cada tiempo reciben en su sueldo por cumplir metas de atención. Y ahí está este irresponsable alcalde, encabezando las marchas y sosteniendo el cartel de los mediocres.
Arica ha perdido al menos 20 años eligiendo a los peores ciudadanos a cargo de la Municipalidad. Más de 20 años en que la mayoría de las ciudades han progresado y mejorado la calidad de vida de sus habitantes y a nosotros nos encuentra exactamente igual como en las fotografías que nos tomábamos en los años 90.
Ya no es un problema del podría ser. Es un problema del podría haber sido.
Los habitantes de la ciudad solo hemos elegido mediocres que, o han terminado en la cárcel o solo han ido a dormir al edificio de calle Sotomayor. Decoran toda esta ineficiencia con proyectos pueriles, de bajo nivel y pobre impacto social, de manera de mantener a sus grupos de apoyos con algún movimiento que los justifique.
Siguen apostando al turismo, en una ciudad que no ofrece nada más que artesanías de última hora a sus visitantes. Siguen culpando al Estado que no ha promovido nuevas inversiones en la región, lo que mantiene el desempleo y la pobreza. Todo aquello es parte del mismo discurso que vienen repitiendo durante décadas, y que renuevan cada vez que hay elecciones.
Acuérdese de lo que digo. El próximo año estarán en la misma porque habrá elecciones.
Arica no ha progresado ni un centímetro, y usted y yo, lo sabemos.
Arica no tiene carta de navegación, más bien apuesta a la inercia del movimiento que a veces produce la ejecución de algún proyecto, siempre de menor cuantía. Por eso es que cuando se tiene 18 o 20 años de edad, el único deseo es irse a otra ciudad donde no se reproduzca este insano clima en donde personas como el alcalde Gerardo Espíndola, se sientan a esperar a que Ño Carnavalon traiga una buena cosecha.
A Dios rogando, pero con el mazo dando, y esa es la parte a la que parece le tienen alergia. Al trabajo que significa tener un proyecto de ciudad que le entregue Calidad de Vida a sus habitantes ahora y no en 3 décadas más. Con este tipo de gente, aquello solo es una quimera, un imposible, un camino sin metas ni objetivos claros.
¿Hace cuánto tiempo se conversan los mismos proyectos para la ciudad?
¿Hace cuanto tiempo la ciudad de Arica no cambia su derrotero y atrae algo más que problemas?
De esta manera seguimos en el mismo punto de partida y conversando en el café de calle 21 de mayo, sobre los mismos problemas y las mismas soluciones mágicas que nunca llegan.
Necesitamos cambiar el estado de cosas, y esta no es una declaración de alguien interesado por fomentar una carrera política propia o de otros. No me interesa. Yo trabajo. Igual que usted.
Lo que ocurre es que ya está bueno que seamos nosotros los que resolvamos este problema que parece que nunca acaba. Son las sillas musicales donde los mismos políticos de siempre, los mismos candidatos eternos, los mismos partidos políticos, se reparten el poder y sus prebendas.
Pero usted señora y usted señor, también tienen responsabilidad en esto, porque son los habitantes de la ciudad, los que elegimos una y otra vez, a estos impresentables con discursos huecos, con promesas que nunca cumplen.
No nos cansaremos en decirlo, y tampoco en hacer campaña para mejorar la calidad de vida y el futuro que nos merecemos. Si cada uno de nosotros nos comprometemos con esto, les aseguro que podremos cambiar las cosas. Que podremos cambiar este paso de tortuga, y al menos, comenzar con un proyecto de ciudad distinto, diferente, con peso específico, y que no dependa del mesianismo de personas que proyectan su mediocridad y miserias humanas en la cosa pública.
Podemos acudir al Estado o a su policía cada vez que necesitamos que nos protejan de delincuentes y criminales, pero cuando estos delincuentes y criminales están precisamente enquistados en el Estado ¿quién puede protegernos?
Nadie, dado que el Estado así lo establecido. Dado que el Estado reserva para sí el poder del uso de la fuerza. Porque el Estado monopoliza el uso de la fuerza y opera con las leyes y los burócratas para tal efecto.
Sin embargo, el Estado, por lo menos aquel que respeta el derecho a elegir y ser elegido en procesos transparentes, competitivos, libres e informados, no maneja nuestra voluntad de elegir. No puede controlar nuestro voto. No puede controlar ni manipular la soberanía que yace en los ciudadanos.
El voto es nuestra arma.
El voto es el refugio de la Democracia y de los hombres y mujeres libres.
Vamos con nuestro voto a sacar de una vez a estos impresentables que detentan el poder y profitan del sistema, eligiendo solo a los mejores, porque de esa forma le daremos una oportunidad a Arica y a nosotros mismos.

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