La Cueca en pelotas / 12-XII-2019


¿Existe algo más deplorable que un ex cantante de 73 años parodiando viejos temas que lo hicieron famosillo en pleno hemiciclo de la Cámara de diputados?
Sí, otra diputada de 70 años sentada en la misma sala con capucha de pollo gritando consignas contra el presidente de la República.
Esta es la cueca en pelotas. Así está nuestro país en el nivel político. Atrás quedaron los políticos de tomo y limo que preparaban profundos y emotivos discursos entre sus pares siempre teniendo presente los mejores destinos de Chile. Políticos de viejo cuño que fueron forjando, pero no sin sobresaltos, el derrotero de este bello país.
Pero eso no le importa a este grupo de patéticos políticos como Florcita Motuda o Pamela Jiles, que en plena edad de la sabiduría y la ponderación, se aferran a la eterna juventud física y de ideales, creando un cuadro deprimente y vergonzoso.
En lo que a mi respecta, las personas pueden realizar y pensar todo lo que les plazca, lo que forme parte de su proyecto personal incluso, no teniendo ninguno, pueden gozar de la eterna desidia y brisa tropical. No me afecta ni me inspira ningún juicio. Sin embargo, cuando se cruza la línea que separa el metro cuadrado de unos con respecto a otros, cuando con la propia conducta o acciones se traspasa los límites de la individualidad, se hiere o falta el respeto de terceros, entonces evidentemente, como pienso lo haría cualquier otra persona, me opondría y rechazaría con fuerza tales conductas.
Somos espectadores del show, de la performance que habitualmente montan estos parlamentarios, que hasta regalados salen caros, que no tienen la mínima intención de aportar desde sus curules al país. De esta manera los problemas tienen autoría. La crisis social y económica es más bien una crisis de conducción política. De honestidad intelectual y moral con que los grupos dirigentes se comportan.
Por todo eso es que detesto a los políticos, por lo menos a esta clase políticos; vulgares, ignorantes, manipuladores y amantes del estado porque ese es su botín, su caja chica, la billetera desde donde afanan lo que no es suyo.
Ayer el senado actuando en uso de sus facultades constitucionales, esta vez como jueces, acordaron sancionar al ex ministro del interior Andrés Chadwick con el impedimento parcial de sus derechos a ser elegido y a desempeñarse en cargos de la administración del estado.
Es una sanción simbólica realizada contra un ministro de estado que hace un rato ya no está en el ejercicio de ninguna función.
A diferencia de quienes lo defienden, el senado hizo y se pronunció tal como lo manda la ley y la constitución. Este es un juicio político. No puede no serlo, pues de otra forma estarían usurpando funciones de otro poder del estado, lo que es inconstitucional.
Otra cosa es que no les guste el fallo, respaldado por 23 senadores mientras la otra opción de rechazarlo contó con 18 senadores.
Hasta ahí me parece todo bien, sin embargo, como esto proviene de los políticos, debe por regla, ser todo lo contrario. Andrés Chadwick debió salir del gobierno hace más de un año. Cuando fue desbordado en sus funciones sobre la seguridad pública y las huestes mapuches de Arauco sembraron el terror y sometieron el imperio de la ley. Fue ineficiente una y otra vez en el ejercicio de sus responsabilidades.
Debió haber salido cuando se supo de su hijo ocupaba un cargo de asesor de unos los ministerios y a ala vez, su propia empresa le vendía servicios al gobierno. O cuando supimos que su sobrino fue nombrado en una de las gerencias de la CORFO. O cuando una de sus hijas se convirtió en asesora de prensa de otro ministerio. O cuando otro de sus sobrinos fue condenado en el caso CAVAL, el mismo donde se hicieron famoso el hijo y la nuera de la presidenta Michelle Bachelet.
Pero se mantuvo porfiadamente en su cargo. No entendió ni atendió ningún mensaje que por diferentes vías la ciudadanía le informó. Ahora salió con las lagrimas contenidas, arrepentido de no haber tomado decisiones oportunas.
Pero los senadores y los partidos equivocaron el motivo. En el ejercicio del ministerio del interior, Andrés Chadwick no ejecutó, no entregó ordenes ni permitió delito alguno contra los derechos humanos. Eso no fue así y les consta a los mismos acusadores que en la desesperación de borrar sus propias responsabilidades y de sacar una tajada de la mala opinión sobre el gobierno armaron este numerito que no tiene causa ni fundamento jurídico.
Pero ahora este mismo grupo de impresentables, que forman parte de la elite económica del país, se están dando otro gustito debatiendo en la Cámara de Diputados la acusación constitucional contra el presidente de la República. Sin vergüenza alguna, utilizan a su arbitrio la constitución política que tanto rechazan. Utilizan el sistema de potestades y normas que tanto critican, mientras gozan de las bondades del sistema capitalista.
Lo acusan de violar o consentir hacerlo, los derechos humanos de los ciudadanos en las jornadas de violencia y protesta que el país ha vivido. Sólo 78 votos a favor lo separan de que esta acusación pase al senado y allí nuevamente este grupo de parásitos haga de las suyas. Mientras eso sucede, el presidente quedará suspendido en el ejercicio de sus funciones debiendo asumir en calidad de vicepresidente el ministro del interior Gonzalo Blumel.  Si el senado aprobase posteriormente esa acusación constitucional, asumiría la presidencia de la republica el presidente del senado, famosos por haber dado muerte por atropello a un carabinero y por haberse negado a tomarse el test de alcohol hasta pasadas más de 6 horas desde que se produjo esa tragedia. 90 días después de sucedido todo aquello, se producirían elecciones para elegir a un nuevo presidente. Todo eso al menos, es lo que dice la Constitución sin embargo dudo que algo de ello ocurra.
Acusar al presidente de la República por hacer cumplir la ley y la constitución es una torpeza, pero también un acto miserable por lo que la figura presidencial representa. Agredir, incluso de esta forma al legitimo presidente de la República es un golpe a la institucionalidad, a la democracia y a la reputación internacional de Chile.
Pero a estos diputados y diputadas les da igual. Como hemos dicho demuestran cada día que pueden superarse en ser los más estúpidos y desequilibrados de América Latina. Mientras los demás países se esfuerzan por superar las crisis que amenazan con sus democracias y con las libertades de las personas, como Ecuador que aprobó consensuadamente el ajuste fiscal que les permitirá recibir financiamiento externo para solucionar sus problemas de caja, o como Bolivia que finalmente nombró y ha respaldado la presidencia interina de la antigua vicepresidenta del senado, consiguiendo la paz social y el orden institucional, en Chile nuestros políticos de cartón se siguen dando gustitos.
Como el que se dio el senador por Arica José Miguel Insulza y que le ha valido la critica ácida de todo el espectro político y de los ciudadanos. Su actuación ayer fue de una bajeza moral y de una torpeza política como pocas veces se ha visto. No le critico su votación a favor de la acusación contra el ministro Chadwick. Si en conciencia él creyó que existí mérito tenemos nada más que respetar esa decisión y los que quieran exigir que les explique los fundamentos.
A mi me da lo mismo, así que no me explique nada.
La critica corresponde más bien a la calidad humana con que se desenvolvió en este episodio. Escuchando a los unos y a los otros. Dando tiempo y chance para recibir presiones, dejarse influir, escuchar posiciones interesadas de todas las partes sin detenerlas. Como si hubiese estado a la espera de la oferta mayor.
Insulza es todo un personaje que entiende al entorno en cuanto sea un escenario para que el desarrolle sus escenas. Es el protagonista de sus propias narrativas, y pretende y cree, que la inmensa mayoría de chilenos lo acepta y lo ve como si fuera un estadista.
Se le hizo un favor con asegurarle un puesto en el senado. Recuerden ustedes que él ya estaba haciendo campaña en Vallenar cuando su partido negoció su cupo y se lo entregó al partido comunista. Recuerde que le ofrecieron Aysén pero que sus compañeros de partido allá en el sur no lo aceptaron. Finalmente, y luego del desespero y los llantos de rigor le entregaron en bandeja la senaduría por Arica. Fue tan vergonzoso ese episodio, de tan baja estofa que la democracia cristiana le puso una compañera de lista por la que ni siquiera ellos votaron.
Armaron una lista por cumplir con la ley porque necesitaban la cuota de genero a nivel nacional y por pagar los favores que Insulza le hizo durante una década a muchos políticos de todos los partidos por medio de la OEA. Ahí capturó favores y voluntades contratando a toda esa horda de parásitos para asesorías, representaciones, ejecución de proyectos y todo cuanto pudiera respaldar los egresos den dólares de ese organismo, que, durante su mandato, se debatió siempre entre ser chicha o ser limonada.
Y hablando de nimiedades y de cosas que a nadie le importan, este es como el momento de humor de esta columna, el partido Humanista comunicó oficialmente que decidió abandonar el Frente Amplio, ese bloque de desadaptados que irrumpió en el país respaldado por una turba que el día de la elección fue el único día del año que se levantó temprano y votó.
Estos humoristas del frente amplio, donde milita la ex comunista Pamela Jiles y el ex mal cantante Florcita Motuda, señalaron que luego de un amplio debate electrónico, o sea por internet, efectuado con sus bases militantes, con esa marea humana que conforman sus asambleas y abarrotan los estadios, habían decidido renunciar al Frente Amplio por su actuación política desde el 18 de octubre.
Los 482 militantes del partido humanista así lo decidieron.
Escuchó bien: 482 militantes que participaron en este importante debate interno. Más puntos tiene el loto que el partido humanista. Pueden llamar a Asamblea en una cabina telefónica y les sobra espacio, y en manos de estos 3 gatos están muchas de las decisiones más importantes del país.
Con lo anterior, el Frente Amplio pegado con engrudo, pierde a tres diputados que en total no suman más de 5 mil votos además del líder del partido ecologista verde -¡que es eso!, ¿conoce usted a un militante ecologista verde?, alguien sabe de qué se trata, en fin, otro diputado del 1%. Con todas estas bajas probablemente si los acuerdos políticos en el Congreso ya se hacían difíciles para ellos, ahora se volverán imposibles, por lo que terminarán acoplándose a lo que diga el partido comunista o el propio partido socialista que en su desesperación ha sido capaz de mostrar lo peor de lo suyo.
Pero bueno, para finalizar debemos decir nuevamente que esperamos que esta acusación constitucional contra el presidente Piñera no prospere, así como no lo hizo la última de ellas realizada el año 1956 contra el presidente Carlos Ibañez del Campo. Nada bueno le espera a Chile si permitimos que estos desalmados sigan su planificado viaje a modelos y sistemas genocidas, ineficientes, antidemocráticos y que siempre terminan con el poder absoluto y matando las libertades.

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